La última cima.
Pablo Domínguez, sacerdote, sabía que iba a morir joven y deseaba hacerlo en la montaña.
Entregó su vida a Dios… y Dios aceptó la oferta.
Ahora dicen que está vivo. Pablo era conocido y querido por un número incalculable de personas, que han dejado constancia de ello después de su muerte.